Ni una voz más alta que otra, ni una nota disonante, ni un paso o movimiento fuera del guión.Sin estridencias.Sin concesiones a la galería. A lo suyo, el buen andar al gran compás cigarrero. Milimétrico, cronometrado, pausado. Elegante, soberbio, majestuoso, señorial.
Así llega la Bofetá a la Plaza más bonita del mundo, y así entra en San Lorenzo.
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