Sobre el papel, la decisión le corresponde a la soberanía de la Hdad. pero su particular ¿dependencia? del Guardián del Convento -con quién ya se ha tenido algún que otro desencuentro- torna en complicado el asunto. Si ya la permanencia del paso de salida de la Soledad viene marcado por un estrecho límite de ocupación, el mero ejercicio de imaginar unas segundas andas en el convento, pone de punta los pelos de más de un fraile que no se lo corta a lo Marcelino.
Si se quedan en san Buenaventura, seguirá siendo cofradía de un paso con los actuales rectores, pero ¿y si se marcha?.
La decisión de cambiar de templo ni es novedosa ni traumática en la historia de las cofradías sevillanas. De buscar cobijo en una nueva residencia, es con el firme deseo de permanencia, lo que no se busca (aunque tiene partidarios) es una situación atemporal de residir en una y procesionar desde otra por las ventajas que pudiera suponer disponer de tiempo, espacio y soledad.Estar de prestado crea una dependencia y arrastra esfuerzos económicos.
Los hermanos quieren una solución en el desierto de la incertidumbre, por que lo frentes abiertos son varios y variados:
- Quedarse en su sede canónica y enterrar el deseo de sacar el Crucificado de la Salvación.
- Traslados puntuales para la la Estación de Penitencia a otro templo.
- Cambiar definitivamente de residencia y optar a una cierta liberación en la toma de decisiones.
¿Cómo lo ves?
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