Las huellas de la Semana Santa (2ª Estación)

La tan temida y machacada palabra crisis, levantaba ciertas dosis de escepticismo en torno a las cifras que se barajarían en el entorno de la Semana Santa de 2010. Fuentes consultadas, nos aseguran que se notó un descenso moderado en la adquisición y confección de nuevos hábitos penitenciales, y paralelamente en los complementos necesarios (escudos, capirotes, cígulos etc...), pero a la hora de la verdad, las cifras de nazarenos se mantienen en términos similares a la de pasados ejercicios. Las cofradías experimentan pocos cambios , pese a la interesada ocultación de datos reales que se exponen, pero basta con contemplar algunas de ellas de Cruz de Guía al palio, para comprobar como se inflan los números, pese a la oficialidad que se ha dado en el asunto del recuento de nazarenos, cuestión que sacará los colores a más de uno que inclusive públicamente, osó a filtrarlo a la prensa interesada y afín. El temor a perder algo de tiempo de paso, flota en la mente de muchos. La precariedad económica y la estrechez de algunos cofrades, no ha sido motivo aparente para dejar de acompañar a sus Imágenes Titulares, puesto que en muchos, la correcta actuación de las diferentes diputaciones de acción social o caridad, han asumido su papel, de que la caridad comienza con el ejercicio de asistencia al más cercano. Ni los descensos de los 70/ 80, ni el boom cofradiero de los 90. La primera década de la Semana Santa del siglo XXI mantiene la consolidación estable, de la amplia mayoría de los cortejos nazarenos.

En el aspecto floral, pese (perdón por repetir) a la crisis, éstos se mantienen en unos excelentes parámetros de calidad y responsable medida. Ya debemos dar por asumido que el clavel, ha dejado de ser la flor principal que sirve para el exorno cofradiero. En tiempos pasados, las mayordomías de las cofradías optaban por ésta flor, principalmente venida de la costa gaditana (Chipona- Sanlúcar), y de la provincia cordobesas (Aguilar- Montilla), por ser de las más asequibles. Era un clásico a la fuerza. Hoy, las mayordomías están más boyantes, y el exotismo que quedaba para los palios del Museo o Regla, ha visto ampliado su abanico, consiguiendo espectaculares resultados en los muy profesionales trabajos de floristas y priostes. La rosa en sus diferentes tonalidades, le comió el terreno al clavel, y las importaciones de Colombia, Ecuador, le ganan ya la partida a Holanda, desde no obstante siguen llegando otras especies más usuales en éste noble arte. De fanal, bola, cónicas... se ha visto de todo en las jarras, con una o varias variantes de especies. La Esperanza Macarena, se mantiene fiel y sigue aportando en ésta faceta un sello, como el Valle, o el palio de la Lanzada, un primor con esas rosas bien abiertas, quien pudo ser pionera en exponerlas de ese modo y en esa tonalidad tan agradable, conjuntando un hermoso contraste con la plata y oro de su peculiar paso, y los rojos del terciopelo. Magníficos por citar algunos, Dolores del Cerro, Rosario de san Pablo, la La Soledad, Consolación,Hiniesta y los siempre imprescindibles y acertados de Subterráneo o Patrocinio. Fuera de ésto, no podemos olvidar Concepción del Silencio y Loreto. En los pasos de Cristo, se sigue dando una vuelta más, y ya los tapetes de clavel rojo, de lirios, o los frisos combinados de ambos, van a la baja, imponiéndose la mezcolanza de algunas especies con tonos similares pero que aportan otra gracia al conjunto, consiguiendo en algunos casos, hacer resaltar los trabajos de tallado de ciertas canastillas. Jesús Despojado, inició hace años ese giro de forma acertada, como San Isidoro en el SEG, lo que posibilitó la apertura de ideas de muchos, de que el cardo y/o la yedra, era algo más que patrimonio de la señorita de san Gregorio, o el Nazareno en la calle de la Amargura. Cardos morados, jacintos rojos y de tonos violáceos (con el espectacular derrame de fragancia que arrojan), estatis, antirrhinum, rosas, liliums... la variedad a aumentado y el resultado es ampliamente satisfactorio.

Donde si ha notado la merma de ingresos es en el negocio paralelo. Los propietarios de bares y tiendas de alimentación del entorno más cercano a la Catedral, y puntos de más interés ( Postigo-Arenal; Cuesta del Bacalao, Cuesta del Rosario-Salvador) tachan de ridículas algunas de las cifras en jornadas claves como el Domingo o Jueves. La calle Cabo Noval ( trasera del Banco de España con acceso a las sillas), ha sido ha diario un desfile de bolsas elegantes, de las firmas de diseño más renombradas y exquisitas en las horas de llegada, cargadas de víveres para el avituallamiento que antes se hacía en los bares de la zona, y a los que no asistían ni para hacer de cuerpo, puesto que las mismas escalinatas, servían de vomitorios. La inmundicia al final de cada jornada, con los innumerables destellos de papel aluminio, y bolsas de supermercados y tiendas de barrio, jalonaban ésta puerta trasera, adobada de un repugnante hedor que provocó la actuación de la cofradía naranja con desinfectantes y mascarillas. Hay quien no se entera, que la economía no anda reñida con el civismo.

Por último, en éste repaso económico-cofrade, la cera. No hay discusión posible en la de los pasos, los estilos personales (Regla, Socorro,Valle) se mantienen, y aumentan los cirios pintados, particularmente los dedicados a finados, y causas nobles. Donde si ha bajado notoriamente la calidad, es en la de los cortejos. Muchísima más parafina, con la consiguiente pérdida de solidez y robustez, y un empobrecimiento de los colorantes, dando lugar a visionado de cirios doblados desde primeras horas en las cofradías de barrio, y numerosas manchas, especialmente en ,los cortejos de cola, que usan cirios a color. Y hablando de color, la novedad más notoria, el nuevo aspecto del palio de la Virgen de la Aurora, con el techo, manto y faldones en azul, que de forma acertada, vinieron a sustituir al rojo.

Continuará...

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