Un murmullo de voces inocentes, subió por las paredes, adentrándose por entre las ventanas. Previamente, el pregón en forma de fuegos de artificios, anunció que la Virgen de Consolación, abandonaba su lugar de pernocta en las pasadas 48 horas. El Coro parroquial, ponía las notas musicales. Niños, muchos niños, grandes y pequeños, de uniforme escolar o paisano, de pantalón corto y falda y blancas camisas. Con cirios, con alegría, sentían se importantes dando escolta y portando a quien tuvieron de Guardiana y Consuelo de sus inquietudes. Fue un tránsito fugaz por nuestra ventana.
Papá tengo sueño, mañana la vemos camino del cole. Como al Corazón.
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