La feligresía volcada con la presencia del Cordero de Dios por sus calles lo vivió de forma intensa y participativa... colgaduras, exornos y altares se sucedían a lo largo del itinerario previsto... (26/05/08 en El Humilladero)
Se cumplen 20 años de la Procesión Eucarística por las calles de las feligresía de San Ignacio de Loyola. De los modestos y escasos recursos de antaño, con la presencia de SDM portada sobre Víatico y en Procesión de enfermos e impedidos, a la falsa magnificencia de ayer. Un Corpus frío, pese a las africanas temperaturas soportadas. Tres pasos, si, y ni una sola flor sobre ellos,pero el exorno fue solventado eso si, con la mesura y elegancia que su Prioste Sacramental es capaz de dotar a cada reto que se le encomienda. Espigas de trigo llegadas desde Carmona, uvas, traídas desdde Huevar del Aljarafe, y silvestres ajoporros exornaron las tres andas que portaban los jóvenes de la Hdad. (Divino Niño que se ¿estrenaba? más la Virgen del Buen Remedio),y la cuadrilla de Ntra. Sra. del Rosario que llevó con buen hacer a S.D.M, del que los más jóvenes fueron tomado nota y ejemplo.
Causó cierta sorpresa la nueva imagen del Infante, y que finalmente fuese Eduardo Fdez . Melero quien ataviase a la Virgen del Buen Remedio ;destacó una vez más el juego de voces de la Coral San Francisco Javier, y la enorme disposición y compromiso de los componentes de la formación musical de Madre de Dios de los Desamparados. Llamativa, la ausencia de romero y plantas aromáticas en el piso del compás de la Parroquia.
Decía en los inicios que fue un Corpus frío, donde fueron pocos y escasos los balcones con las colgaduras de respeto, menos aún, los adornados, y tan sólo un Altar al paso de SDM, pudo verse en todo el recorrido, y que se ubicaba en la calle Relampaguito. Respecto del pasado año, las ausencias en todos estos aspectos fueron notorias, sumadas a lo reducido del cortejo,por lo que debemos todos los hermanos en la medida de lo posible ejecutar un sincero y severo auto análisis del por qué sucedió así éste año y de éste modo, efectuar un personal ejercicio de autocrítica y tratar de aportar y contagiar el entusiasmo necesario para hacer más partícipe la Real presencia de Jesús Sacramentado.
Mi reconocimiento no obstante debe seguir siendo para los organizadores, destacando la labor de Enrique Bejarano y sus cuadrillas de acólitos muy castigados por las temperaturas y lo que proyectaban sus pesados atuendos; los capataces y costaleros de los tres pasos, que estoicamente supieron soportar el calor desprendido desde abajo,así como para los que si estuvieron allí, participando y arropando, para los que desde su modestia sumaron y exornaron y como el lunes santo, para los que nos refrescaron dando de beber al sediento en tan durísima jornada.
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