No fui yo quien deparó en el cartel, cuando por la puerta lateral de la parroquia de la Inmaculada nos disponíamos a entrar, para dar gracias y los buenos días al Sagrado Corazón de Jesús, y a esas imágenes que presiendo el Altar Mayor, se nos hacen ya de la familia.... Hermanos.
Fue mi pequeña Lucía quien me dijo: Papi, han pintado al Señor. No entendí bien lo que me quiso decir, pero su índice señalaba una de los muchas convocatoria de Cultos que en estos diás empapelan no sólo las iglesias y templos, sino que también se muestran en comercios y puntos de destacado interés.
Ella me preguntó que ponía, y a sus edad, como no iba a entenderlo, le dije que sólo era una firma.
Pensando que pudiese ser un hecho puntual, pero no convencido, decidí venir al trabajo dando un paseo por el barrio, y desgraciadamente algunos más pude contar. Pude retirar casi todos. No se merece ninguna Hdad. algo así. Querida Lucía, es una firma, la firma de un cobarde, de alguien tapado con el sucio antifaz del anonimato, de la falta de respeto, de falto de amor a sus prójimos, de alguien incapaz de alzar la voz en el foro adecuado para ello, y que le proporcionan las Reglas que un día juró. La firma repugnante de quien desprecia la soberanía facultada que tiene una Junta de Gobierno para tomar sus propias decisiones. Se podrá estar de acuerdo o no, pero no son los modos, ni las formas. Esta cobradía sólo pone de manifiesto el desprecio, el egoísmo y el escaso valor de quien la rubrica para con su Hermandad, y sus supuestamente Amantísimos Titulares. No es la forma de amar a Dios y a tus hermanos. No es la forma de sentirte parte de tu Hdad. No es digno de portar al cuello la Cruz desnuda con el córdón rojo, representantes de la Pasión y Sangre de Ntro. Sr. Jesucristo.
Llego a la conclusión que tan aboninable afrenta, es además del todo estéril, pues este tipo de chantaje o coacción, ni va a ser tomada en cuenta, ni va a servir para que lo democráticamente acordado haga cambiar la idea que tomó la Junta de Gobierno que preside el bueno de Fco. Javier Escudero. Me duele por mis Hermanos de la Sed, y me duele por el ejemplo que das a los demás - cobarde anónimo - y especialmente a los más pequeños.
Las cofradías gozan de un maravilloso don, el de la libertad, que ni en tiempos de la dictadura fueron privada de ella. Son los hermanos a traves de sus cabildos quienes deciden; quienes marcan el rumbo de la vida de su Hdad. con celo, con sus errores o aciertos, pero con la segura certeza de tratar de hacerlo lo mejor posible, y basado en el ejemplo de la humildad del Galileo. Somos los hermanos quienes elejimos a nuestros gobernantes, y les facultamos para la toma de de decisiones. Si discrepas, ponlo en conocimeinto por los canales adecuados, y hazte oir, delante de todos tus ¿hermanos?, no escondido tras el antifaz de la cobardía, por que te aseguro que lo ínico que has conseguido es arrastrarte hasta tu escondite, y poner en entredicho el buen nombre de la Hdad. del Stmo. Cristo de la Sed. Un detalle tan simple, tan nimio como éste, no debe ser motivo de ofuscación. Si hubiésemos de discutir cada enser, cada pieza del ajuar, cada sonido o aroma, mal asunto sería,puesto que nos estaríamos olvidando de lo primordial. No podemos tener varios modelos de cofradía dentro de cada Hdad. Deja que decida quienes deben hacerlo, y si no te satisface sus decisiones, en tres o cuatro años, podras tener la libertad que deseas cercenar, de que seas tu u otros quienes decidan.
No te quedes a la puerta manchando la Convocatoria de tu Hdad. Entra y míra a los ojos de quien lleva la corona del dolor, y las potencias de su Magnificencia. Si puedes aguantarle la mirada a buen seguro te pedirá que recapcites y pidas perdón. Te sentirás libre.
4 comentarios:
Tienes toda la razón. Ese no es el camino para ningun lado. Y menos en una hermandad. Y lo dice alguien al que por lo general prefiere a los Cristos sin coronas ni potencias.
Ese no es el camino, hermano.
Saludos
Antonio
Desde luego... si no ¿qué sería de nuestras Hddes?
Saludos
Enhorabuena por la reflexión, está muy bien esbozada y llena de sentimiento. Además dices verdades como biblias.
J. A. de la Bandera
Gracias Juan, saludos.
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