Campa éstos días a sus anchas; ¿ves?, te lo dije... Se siente en su cochino anonimato feliz, contento. Tiene información privilegiada y se pasa por el forro del antifaz el respeto que se le presupone debe guardar a sus compañeros, a la institución a la representa. Pero es tan poca cosa que su nombre no aparece. No sale en los papeles oficiales, ni en la foto. No puede. Sabe que Roma no paga traidores y su única recompensa es sentirse protagonista del bochorno. Patético. Como el que no le corta la cabeza por chivato.
Llévate las entradas. Tweet
Marzo de plata
-
Hoy se tiñe de morado una esquina de la ciudad, la que traza en las calles
de la infancia el kilómetro cero de los días de reencuentro con la propia
verdad...
Hace 7 años
2 comentarios:
Cuantísima razón llevas en tan pocas palabras.
Besos.
Es una pena tener que escribir de éstas cosas...
Un besote Ana.
Publicar un comentario