“Me hubiese gustado llevar un cirial del Cautivo”
En estos palcos de altura ha cantado infinidad de saetas. La primera, como no podía otra, a su hermandad, a su barrio: “Me estrené con mi Cautivo del Polígono de San Pablo, cuando aún no era hermandad y salía por el barrio el Viernes de Dolores”, recuerda un emocionado Falete. Y es que este cantaor que debutara a los 17 años cantando para La Chunga en el Lope de Vega no olvida sus orígenes, de los que está muy orgulloso: “Esa es mi hermandad, mi barrio y mi gente. Yo por ellos hago lo que haga falta”. Como muestra un botón. “Siempre que se me ha necesitado, he estado ahí. Y no sólo ahora que soy Falete, sino que cuando era un joven desconocido el primero que estaba cantando y bailando en la cruz de mayo, era yo. También he vendido papeletas y me he llegado a vestir de Rey Mago para visitar a los niños del barrio cuando pertenecía al grupo joven”, añade.
Sus ojos, acostumbrados al éxito de los escenarios y a la luz de los focos, han visto cómo ha ido creciendo su cofradía hasta plantarse en la mismísima Catedral: “Se ha luchado mucho. Cada cual según sus posibilidades, pero ha habido varias personas, como Manuel Márquez padre y Juan el gitano, que siempre han estado ahí. Lo mismo limpiaban un candelabro, que estaban ordenado los papeles de la secretaría o vendiendo papeletas por las peñas de San Pablo”.
Un esfuerzo conjunto de todo un barrio que hace tres años tuvo su merecida recompensa con su primera estación de penitencia a la Catedral como hermandad del Lunes Santo. Quizás por ello a Falete le gusta ver a su hermandad fuera del Polígono: “Llegando al centro, por la calle Águilas, justo detrás de donde tengo mi casa en Sevilla”, detalla. Ese día experimenta sentimientos encontrados: “Mucho orgullo… y también mucha pena, porque se sufre mucho porque cuando se van de la iglesia tienes ganas de que vuelvan pronto, de que no les vaya a pasar nada”. Este año saboreó el lado más amargo de la estación penitencial: “No pude verlos mojándose. Me quedé llorando en mi casa. No quería que me viera nadie”, reconoce mientras explica que, en general, fue un Lunes Santo “malo”. “Llovió y nos tuvimos que quedar en El Salvador. Además hacía poco que se había muerto mi padre y mis hermanos tenían mucha ilusión por vestirse de nazarenos. No estaba el cuerpo para muchas historias”, revela.
Es cierto que el Cautivo y la Virgen del Rosario son sus dos grandes devociones. De hecho, siempre van con él, ya vaya de gira por Latinoamérica o esté en su casa descansando: “Los llevo siempre encima, vaya donde vaya. Me acompañan una foto pequeña de los dos y una figurita de San Francisco Javier. Ellos presiden el santuario de mi camerino a los que les rezo antes de salir a cantar (se ríe)… Que te crees, no sólo tienen santuarios los toreros, si no que miren el camerino de Isabel Pantoja. Eso sí, siempre me persigno tres o cuatro veces antes de pisar el escenario”.
Mariano y muy devoto de la Virgen del Rosario, el rosario y su rezo están siempre presentes en su vida: “Tengo muchos rosarios en mi casa. Tengo la costumbre de llevar siempre uno reliado en la mano porque me gusta”. Pero su devoción es comprometida y va más allá: “Soy muy rosarista o rosariero, como quieran llamarlo, en el mes de octubre, mes del Rosario, lo rezo todos los días; y, en noviembre, igual para los difuntos”, relata Falete.
Junto al Lunes Santo, donde siempre está con su Cautivo y su Virgen del Rosario (”No concibo un Lunes Santo sin mi Polígono”, asegura), Falete tiene otro día muy especial: “Como sevillano que soy, es muy importante el Jueves Santo y la noche más bella de Sevilla, la Madrugá. Sale mi Gitano, que ahí es donde yo muero. El Cristo de los Gitanos me hace llorar y temblar. Me gusta verlo en distintos sitios. En la Alfalfa por la mañana…”
Falete siente además especial predilección por la Virgen de la Esperanza Macarena, de la que dice: “es todo un espectáculo en la calle. Ella es la reina de la noche, de la Madrugá”; aunque también tiene para la Esperanza de Triana: “Esa estética de mi leona de Triana; la siento mucho en el alma”. Aunque, lejos del gusto de la mayoría, a Falete le encanta encontrarse con Ella en la Capilla de los Marineros: “Pocas veces la veo en la calle. Me gusta ir a su templo, allí paraíta, sola, sin adornos que puedan distraer la atención. Me tira mucho también la Esperanza de Triana”, subraya.
De joven dice que le hubiese gustado salir cerca de su Cautivo, “de cirial del Señor, por ejemplo”, aunque deja claro que nunca ha sentido la llamada del antifaz ni del costal: “He portado al Cautivo en algún que otro retranqueo, pero la verdad no me veo de costalero ni de nazareno. No soy capillita, sino cristiano”. Falete no concibe la Semana Santa como una fiesta sin más, sino como la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo: “Soy de los que hago ayuno completo el Viernes Santo, de los que no come carne los viernes de Cuaresma, de los que voy a los oficios y de los que hago pestiños, rosas y torrijas para estos días”.
Junto al Lunes Santo, donde siempre está con su Cautivo y su Virgen del Rosario (”No concibo un Lunes Santo sin mi Polígono”, asegura), Falete tiene otro día muy especial: “Como sevillano que soy, es muy importante el Jueves Santo y la noche más bella de Sevilla, la Madrugá. Sale mi Gitano, que ahí es donde yo muero. El Cristo de los Gitanos me hace llorar y temblar. Me gusta verlo en distintos sitios. En la Alfalfa por la mañana…”
Falete siente además especial predilección por la Virgen de la Esperanza Macarena, de la que dice: “es todo un espectáculo en la calle. Ella es la reina de la noche, de la Madrugá”; aunque también tiene para la Esperanza de Triana: “Esa estética de mi leona de Triana; la siento mucho en el alma”. Aunque, lejos del gusto de la mayoría, a Falete le encanta encontrarse con Ella en la Capilla de los Marineros: “Pocas veces la veo en la calle. Me gusta ir a su templo, allí paraíta, sola, sin adornos que puedan distraer la atención. Me tira mucho también la Esperanza de Triana”, subraya.
De joven dice que le hubiese gustado salir cerca de su Cautivo, “de cirial del Señor, por ejemplo”, aunque deja claro que nunca ha sentido la llamada del antifaz ni del costal: “He portado al Cautivo en algún que otro retranqueo, pero la verdad no me veo de costalero ni de nazareno. No soy capillita, sino cristiano”. Falete no concibe la Semana Santa como una fiesta sin más, sino como la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo: “Soy de los que hago ayuno completo el Viernes Santo, de los que no come carne los viernes de Cuaresma, de los que voy a los oficios y de los que hago pestiños, rosas y torrijas para estos días”.
Nota: Quienes conocemos a la persona (que no el personaje) podemos dar fe de lo que el chaval cuenta en la entrevista. Hemos disfrutados de su simpatía, su carisma, su arte, su compañía y su generosidad. Desde que era solo un niño. Si tienen la oportunidad de escucharle cantar el Padre Nuestro, no la desperdicien.
.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario