¿Quién puede sentirlo más que Tú?

Es una noticia desagradable, triste, conmovedora. Pero no podemos ni debemos perder el norte, la serenidad, ni caer en grandilocuentes declaraciones. No debemos buscar más culpables allá de donde no lo hay. No debemos frivolizar, ni reclamar. Un suceso atípico, no puede ni debe cambiar nada. El Señor de las camas de hospital, de los pobres, de las madres, de las estampitas en la cartera o los negocios, el de las lápidas, el de los cordones y hábitos de promesa, el de los calendarios, el tuyo, el mío el de todos ... (Potente es tu brazo) , no se ha ido, ni deja de escucharnos, como no dejó de atendernos cuando le curaron la piel.

La madurez, las grandes dotes de gobierno y prudencia que siempre ha demostrado nuestro Hermano Mayor Enrique Esquivias al contacto con los medios, es lo que debe llenarnos. No sucede nada que no se pueda solventar. Todos sentimos lo ocurrido, por que El es así: de todos.

Pero nadie como una Madre para sentir el dolor. Tu Corazón ha sido nuevamente Traspasado.

"Aunque fuera un tronco seco,

deforme, oscuro, podrido,

ese leño dolorido

de tu rostro nazareno.

Aunque nada humano al menos

quedara ya en la madera,

ni tus ojos parecieran

capaces de tu mirada,

ni la llaga descarnada

de tus manos, manos fuera,

ni las espinas hirieran

tu sien de miel traspasada;

aunque ya no hubiera nada

de misterio o de dolor,

ni de hombre ni de Dios

en en leño de tu cara,

en lo poco que quedara

vendría a rezarte también

mi Señor del GRAN PODER,

carne de Dios sevillana.

Pregón 1991 - José María Rubio Rubio"

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