Por primera vez, voy a poder disfrutar mi Estación de Penitencia. Si el tiempo acompaña, la efectuaré junto a mis hijos, a quienes ésta vez no veré sólo de paso buscando al bueno de José Luis. Desfilaré junto a ellos, y los hijos de mis amigos, con mi "Capi", dando lección de verdadera penitencia portando la pesada cruz rocalla que tallase Felipe Martínez. Atrás quedaron años de decisiones, responsabilidades, preocupaciones, teléfonos, podómetros, walkies, antenas, horarios, protocolos y tantas y tantas cosas que componen las entrañas de un magnífico equipo, sabiamente dirigido por dos buenos y grandes amigos, que tienen todo atado y bien atado, para que gocemos de un nuevo Lunes al sol de nuestra fe.
Foto: Fondo documental Foro Cofradías
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