Es una lástima, pero es lo que hay. Un panorama ciertamente desolador, donde la pobreza - sin hablar de economía- está apoderándose del mundo de las cofradías y del que mediáticamente las alimenta, y bastante culpa es de quienes tienen el poder en sus manos. Gente de un escaso nivel moral, cultural, y social, se presentan ante nosotros con una cada vez más acuciante sensación tangible de nepotismo y despotismo, producto de sus propias carencias. El autoritarismo, la soberbia, la prepotencia, plagan los estamentos corporativos y mediáticos de esa nueva tribu de ninis cofraudes, que no saben y no se dejan asesorar, anteponiendo el ego de su tribuna o su vara, a las más elementales dosis de raciocinio. Por que el día que repartían el respeto (como diría el bueno de JTV), se quedaron dormidos...
Pie de foto:
Para no dañar la imagen corporativa de ninguna Hermandad, he quitado el color de la foto y tintado los escudos...
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