A veces, es difícil discernir entre fortuna y voluntad. Consideramos en ocasiones que hemos tenido suerte, en otras que ha sido la voluntad de Dios, o de su Madre. Lo cierto y verdad es que pudiese pasar que ambos conceptos se entronquen en un mismo hecho.
Hoy festividad de Ntra. Sra. de Loreto, me inunda de sensaciones y emociones relatadas en un tiempo que, de estar escrito tuviera color amarillento de las hojas, y un tono viola de la tinta de una vieja pluma, es la pequeña gran historia que mi madre me relataba. Nunca supimos a ciencia cierta por que fue, cual era la causa de que Ella protectora del Cielo estuviese allí, abajo, y claro, ¿cómo desaprovechar la oportunidad? Con apenas horas de vida, recibí el agua de la fe de mis mayores, y por testigo la más bella Domus Aurea. Desde entonces una curiosa complicidad, me llena de afecto y emoción cada vez que la veo, pues siento el peso de su manto protector sobre mi persona. A Ella enconmendaron mi cuido , y a Ella procuro devolverle con gracias su gracia concedida. Y no sólo para mi, sino más bien para los míos, finalizo mi rezo nocturno y diario con la hermosa Letanía:
Casa de Oro, ruega por nosotros.
Marzo de plata
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Hoy se tiñe de morado una esquina de la ciudad, la que traza en las calles
de la infancia el kilómetro cero de los días de reencuentro con la propia
verdad...
Hace 7 años
3 comentarios:
Cada día no dejas de sorprenderme. La compartimos...
;)
E. Morillo
Magnífico.
Gracias a ambos.
Saludos
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