Todo ha comenzado...
Todas las fotos son de Ángel Rodríguez.
NACE EL AÑO EN SAN LORENZO
Carlos Colón Perales
La última hoja del calendario del año sevillano se arranca cuando la convocatoria del quinario del Señor del Gran Poder se pega sobre las de la Esperanza o la Virgen de Loreto. Porque en el calendario de la ciudad la hoja de enero es la convocatoria del quinario del Gran Poder, la primera, la de la novena de Pasión o la del quinario del Señor de las Penas de San Roque; como la de febrero es la cabeza dibujada de la convocatoria del Calvario o los nazarenos blancos de la orla de la del septenario de la Amargura; y la de marzo, antes que nada, la del besapié de Jesús Nazareno… Así hasta llegar a esa última hoja que son las convocatorias de la Esperanza o de Loreto.
En otros sitios el año nace en la Puerta del Sol, Trafalgar Square, Piazza del Popolo o Times Square, entre fiestas y ruidos. Aquí nace en San Lorenzo, en un silencio antiguo sólo roto por el roce de las hojas secas en los grandes árboles de la plaza y el piar de los pájaros que anuncian la llegada de la primera mañana de enero. Porque el año nuevo más hondamente sevillano no nace en la medianoche, sino en la mañana del día uno, cuando vamos a San Lorenzo a pedirle al Señor que no nos deje de su mano en la travesía del nuevo año; o en la noche de ese primer día cuando, al desembocar desde Conde de Barajas, Eslava, Cardenal Spínola o Juan Rabadán, la plaza parece bordada por Ojeda, sonar a coplas de Torres y de Eslava, oler a incienso y estar alumbrada por las quietas llamas de los candeleros dispuestos para el primero –en fecha e importancia- de los quinarios, alfa del tiempo grande de Sevilla que en esta misma plaza, tres meses más tarde, tendrá su omega en el besamanos y la salida del Señor.
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